Comentario de David Quintana.
Lava y mar, acantilado y roca. Azul y ocre, azul oscuro, profundo,de
oceano. El oceano que da la vida, cruel y fecundo.
Hoy el plan es madrugar (más). Tras dos jornadas infructuosas para mi,
que no para mis compañeros, las circustancias me regalan otra oportunidad,
y así, tras un fugas y rápido desayuno saludamos al Sol en el agua.
Embarcados con aparejos e ilusión a partes iguales.
Circunstancia nº1: la sonda no funciona. Da igual, la pericia marinera del
patrón y su conocimiento del pesquero nos situan sobre la piedra,
materializandose en una franca picada al jig de Carlos, que acaba embarcando
un bonito pargo.
Mientras los jigs bajan disfruto de la extraordinaria sensación de estar en el
mar, recién amanecido, en buena compañía ¡clavo! no es el fondo, la descarga
de adrenalina me deja taquicárdico, el patrón recoloca el barco y siguiendo sus
instrucciones el jig se libera.
Vuelve a clavar Carlos, esta vez una cabrilla.
Buscamos otro fondo, jigs al agua y esta vez si, mi caña se camba y quedo
pegado. ¡Aguántalo, aguántalo! ¡arriba con el! el peje quiere su libertad y yo
mi trofeo.... Bombeo tiro abajo, abajo.... Poco a poco voy cobrando hilo y
¡ si ! embarco un hermoso jurel canario que me ha hecho pasar unos
momentos inolvidables. unos ojos de guanche me miran felices "ya tienes tu
peje compadre".
Por fin hay actividad y las picadas se suceden. clava Carlos y tras una
bonita pelea la pieza se desanzuela. Misma circunstancia para mi hasta en
dos ocasiones, en la última con el peje a escasos metros del barco.
Dos roturas del bajo y como uno se fue. jigs arriba, jigs abajo y nada.
Cambio de fondo. Carlos vuelve a clavar.... Un ballesta ( gallo moruno)
Bello animal de peculiar anatomía y divertida pelea.
Probando fondos, alguna cabrilla más nos despide hasta la próxima.
Un merecido desayuno nos espera. Yo me llevo mi pieza y unas magistrales
lecciones de pesca con mi agradecimiento.
David Quintana.<---> <--->
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